SEGUNDA SEMANA: 20 AL 24 DE ABRIL
EL ORIGEN DE LA FILOSOFÍA: LOS FILÓSOFOS PRESOCRÁTCOS .
Texto 5:
VALIDEZ
DEL TÉRMINO “PRESOCRÁTICOS”
La tradición ha consagrado el término “filósofos
presocráticos” para referirse a un grupo de pensadores griegos, encuadrados
entre las postrimerías del siglo VII hasta bien entrado el V a. C. Su condición
de “filósofos” los separaría de los poetas o de los autores de lo que podríamos
llamar “pura literatura”, en la idea de que organizaron unas formas de
pensamiento ya no míticas, sino racionales, para dar cuenta del origen y
configuración del mundo. En cuanto a su calificación como “presocráticos”,
pondría de relieve la idea que Sócrates habría desplazado el centro de interés
de la filosofía desde el mundo hacia el hombre. Como todas las
generalizaciones, es ésta una verdad a medias o, al menos, que requiere de
matizaciones. En principio aplicarles el término “filósofos” resulta un tanto
anacrónico, a menos que lo entendamos en el sentido etimológico del término
(“amantes del saber”) y no en el que le damos en nuestro tiempo. En las épocas
a que nos referimos la filosofía no se deslindaba con claridad ni de la
religión ni de lo que hoy llamamos “ciencias”. Por el contrario, no es menos
cierto que tocaron temas estrictamente “filosóficos” otros autores, como los
líricos arcaicos e incluso los épicos, es decir, aquellos de los que se
pretende separar a los llamados “filósofos presocráticos”.
Por
otra parte, falla incluso la validez cronológica del término “presocráticos”,
ya que algunos de ellos (como Diógenes de Apolonia o Demócrito) son
contemporáneos y no anteriores a Sócrates.
Con
todo, convencional o no, el hecho es que el término ha quedado ya consagrado y
no de una forma tan arbitraria como cabría pensar por lo que acabo de decir.
Estos pensadores constituyen un grupo relativamente homogéneo y unitario dentro
de la historia de la filosofía, con una serie de características comunes, y se
preocuparon de temas similares, a los que cada uno fue dando soluciones
diversas y, en ocasiones, totalmente antitéticas. Despiertan principalmente
nuestro interés porque crearon una nueva actitud racional ante la explicación del
mundo que, pese al tiempo transcurrido y a la evidente evolución de las ideas,
sigue siendo básicamente la del hombre moderno, razón por la cual no han
perdido su atractivo –que antes bien, no ha hecho sino acrecentarse en los
últimos años–, por diferentes que sean sus respuestas a las que podemos dar en
nuestro tiempo.
Los filósofos presocráticos: De Tales a
Demócrito
Alberto
Bernabé
Texto 6:
LOS
PRESOCRÁTICOS, EN LA TRANSICIÓN ENTRE ESPECULACIÓN MÍTICA Y RACIONAL
Es afirmación frecuentemente repetida la de que
los griegos en un momento determinado se liberaron de la especulación mítica,
característica de todos los demás pueblos de la antigüedad que los habían
precedido en la historia, y emprendieron por vez primera la aventura de
organizar un pensamiento sobre bases racionales. Como tantas otras, es ésta
también una afirmación que requiere ser matizada. Desde luego que la
especulación mítica es más antigua que la filosófica, y en algunos aspectos es
cierto que se produjo una transformación de una a otra en el período que nos ocupa.
Pero no es menos cierto que ambos terrenos se
mantuvieron por caminos paralelos durante siglos y que no se trató en modo
alguno de una pura sustitución radical de uno por el otro. Quizá conviene,
antes que nada, que tracemos, siquiera someramente, las analogías y diferencias
existentes entre especulación mítica y racional. Ambas son, en efecto, actividades
con algo en común; son obra de un ser pensante, el hombre, que trata de
interpretar racionalmente la realidad y de comprenderla. En ambas se trata de reducir
la variada complejidad, aparentemente caótica, de los acontecimientos del mundo
a un esquema ordenando, en el que son fundamentales las relaciones de causa y
efecto. En una y en otra se trascienden, pues, las limitaciones del aquí, del
ahora y de la experiencia personal, para intentar elaborar un marco de
referencia más amplio, en el que se inserta el pasado con el presente, y se
considera al mundo en su totalidad como objeto de consideración. En los dos
casos se abordan grandes temas: el origen del mundo y la forma en que pasó de
ser como era a ser como es, el origen de los dioses y de los propios hombres y
cómo y cuándo nacieron unos y otros. En suma, se trata de dar una respuesta a
cómo fueron y cómo son las cosas y, sobre todo, por qué las cosas son como son
y no de otro modo.
Esta
coincidencia básica explica que, cuando se emprendió la aventura de interpretar
racionalmente el mundo, el punto de partida fue necesariamente la especulación
mítica anterior, en especial la de aquellos autores que, como Hesíodo, habían
recorrido ya un cierto camino en esta vía de tránsito y habían llegado a
elaborar complejos míticos muy organizados.
[…]
Históricamente conocemos la especulación mítica
de los griegos a partir de los textos del siglo VIII a. C., es decir, los
poemas de Homero –Ilíada y Odisea– y los de Hesíodo –Trabajos y días y Teogonía–, a más de un puñado de fragmentos y noticias sobre otros
poemas contemporáneos, hoy perdidos para nosotros. La tradición mítica es sin
embargo, anterior, e incluso sabemos que en Mesopotamia y otros países del
Próximo Oriente se narraban mitos en fecha mucho más antigua, que han influido
sobre los autores griegos. En la evolución del pensamiento griego, el interés
de autores como Hesíodo por organizar los mitos, forzándolos en ocasiones hasta
el extremo de convertirlos en una pura alegría, encubre un pensamiento ya muy
próximo al racional. Detrás de su catálogo de dioses y mitos se halla ya un
esfuerzo por especular sobre los orígenes del mundo. Por su parte, los líricos
investigan sobre la naturaleza del hombre y se plantan poéticamente profundos
problemas.
Pero
es en el siglo VI cuando vemos originarse las primeras manifestaciones del
pensamiento racional. Concretamente ello ocurrió en Mileto, una próspera
colonia comercial jonia en Asia Menor, que mantenía amplias relaciones
mercantiles con los más diversos enclaves del mar Negro, Mesopotamia, Egipto y
el sur de Italia. Da idea de su pujanza el hecho de que ella, a decir de los
antiguos, dependían otras noventa colonias. En este ambiente cosmopolita, de
ciudad “nueva”, separada de las tradiciones consuetudinarias y abierta al
tráfico, no sólo de mercancías, sino también de ideas, y con la suficiente
prosperidad y ocio como para propiciar la afición por la especulación
intelectual, aparece la figura de Tales, primero de una serie de pensadores que
pasaron a la historia como los primeros filósofos.
Estos intelectuales fueron abandonando progresivamente las soluciones
mitológicas tradicionales e investigaron de forma desacralizada sobre los
problemas del origen y naturaleza del mundo. La fe religiosa se vio poco a poco
sustituida por una fe científica. Aunque se seguía intentando hallar, como
hacía el mito, una unidad detrás de la multiplicidad, esa unidad que se buscaba
estaba progresivamente despersonalizada.
[…]
Los filósofos presocráticos: De Tales a
Demócrito
Alberto
Bernabé
ACTIVIDAD EN CLASE:
Realiza las actividades de los textos 5 y 6 del Módulo.
Texto 7: Selección de fragmentos y
testimonios de los filósofos presocráticos
1. Tales de
Mileto
ARISTÓTELES, Metafísica 983b6 (A 12). La mayoría de los primeros filósofos
consideró que los principios de todas las cosas eran sólo los que tienen
aspecto material. […] En cuanto al número y la forma de tal principio, no todos
dicen lo mismo, sino que Tales, el iniciador de este tipo de filosofía, afirma
que es el agua, por lo que también declaró que la tierra está sobre el agua.
Concibió tal vez esta suposición por ver que el alimento de todas las cosas es
húmedo y porque de lo húmedo nace el propio calor y por él vive. Y es que
aquello de lo que nacen es el principio de todas las cosas. Por eso concibió
tal suposición, además de porque las semillas de todas las cosas tienen
naturaleza húmeda y el agua es el principio de la naturaleza para las cosas
húmedas.
Hay
algunos que piensan que ya los más antiguos y muy alejados de la generación
actual, aquellos que fueron los primeros en tratar de los dioses, tuvieron tal
opinión acerca de la naturaleza. En efecto, consideran a Océano y Tetis padre
de la generación divina [Homero, Ilíada
14.201] y tuvieron como testigo el juramento de los dioses al agua, la llamada
Éstige por esos poetas [Homero, Ilíada
15.37, etc.]. Y es que lo más venerado es lo más antiguo.
2. Anaximandro
de Mileto
SIMPLICIO, Física
24.13 (A9). Anaximandro… dijo que el “principio”, o sea, el elemento de los
seres es lo indeterminado, siendo el primero en introducir este nombre para el
principio. Dice que éste no es agua ni ningún otro de los llamados elementos,
sino una naturaleza distinta, indeterminada, de la que nacen todos los cielos y
los mundos que hay en ellos. “Las cosas perecen en lo mismo que les dio el ser,
según la necesidad. Y es que se dan mutuamente justa retribución por su
injusticia, según la disposición del tiempo”, enunciándolo así en términos más
propios de la poesía… Así que no concibe la generación como una transformación
del elemento, sino por la segregación de los contrarios, a causa del movimiento
eterno… Los contrarios son: caliente-frío, seco-húmedo y los demás.
3.
Anaxímenes de Mileto
TEOFRASTO en SIMPLICIO, Física 24.26 (A5). Anaxímenes de Mileto, hijo de Eurístrato, que
llegó a ser compañero de Anaximandro, postula también él una naturaleza
subyacente única e indefinida como aquél, pero no inconcreta, como él, sino
concreta; la llama aire. Dice asimismo que se hace diferente en cuanto a las
sustancias por rarefacción y condensación; esto es, al hacer más raro, se
vuelve fuego, pero al condensarse, viento, luego nube, y aún más, agua, luego
tierra, luego piedras y lo demás a partir de estas cosas. En cuanto al
movimiento por el que se produce también el cambio, él lo hace igualmente
eterno.
4. Heráclito
de Éfeso
CLEMENTE., Stromat, V, 14, 104, 2. (B30).
Este orden del mundo, el mismo para todos, no lo hizo Dios ni hombre
alguno, sino que siempre, es y será; fuego siempre vivo, prendido según
medidas y apagado según medidas.
HIPPOLITO., Refut., IX, 9, 2. (B51) No comprenden cómo lo divergente converge
consigo mismo; ensamblaje de tensiones opuestas, como el del arco y el de la
lira.
5. Pitágoras
de Samos y pitagóricos
DICEARCO (fr. 33 Wehrli) en PORFIRIO, Vida de Pitágoras 10 (14.8a). Pues bien,
lo que decía a sus discípulos nadie puede afirmarlo con seguridad, pues el
silencio no era entre ellos algo precisamente ocasional. A pesar de ello,
llegaron a hacerse especialmente conocidas las siguientes afirmaciones:
primero, que asegura que el alma es inmortal; también que trasmigra en otras
especies de seres vivos, y además que en determinados periodos de tiempo lo ya
ocurrido vuelve a ocurrir, así que nada es absolutamente nuevo; por último, que
es preciso considerar que todos los seres animados resultan ser congéneres.
Parece que, efectivamente, Pitágoras fue el primero en introducir en Grecia
estas doctrinas.
ARISTÓTELES, Metafísica
1090a20. Los pitagóeicos, como observaron que muchas de las propiedades de los
números se dan en los cuerpos sensibles, supusieron que los seres eran números
no separados, sino en la idea de que los seres se configura a partir de
números. Pero ¿por qué? Porque las propiedades de los números se hallan en la
escala muscial, en el cielo y en otras muchas cosas.
6.
Jenófanes de Colofón
Elegías
[…]
15 (11). A los dioses achacaron Homero y
Hesíodo todo aquello que entre los hombres es motivo de vergüenza y de
reproche: robar, adulterar y engañarse unos a otros.
17 (14). Mas los mortales se creen que los
dioses han nacido y que tienen la misma voz, porte y vestimenta que ellos.
18 (16). Los etíopes afirman que sus dioses son
chatos y negros, y los tracios, que ojizarcos y rubicundos son los suyos.
19 (15). Pero es que si los bueyes, caballos y
leones pudieran tener manos, pintar con esas y manos y realizar obras de arte,
como los hombres, los caballos, parejas a caballos, y los bueyes, a bueyes
pintarían las figuras de sus dioses; y harían sus cuerpos a semejanza precisa
del porte que tiene cada uno.
20 (18). A los mortales no se lo enseñaron los
dioses todo desde el principio, sino que ellos, en su búsqueda a través del
tiempo, van encontrando lo mejor.
ARISTÓTELES, Metafísica 986b21 (A 30; Test. 25 Gentili-Prato). Jenófanes, el
primero de éstos que postuló la unidad –pues se dice que Parménides fue
discípulo suyo–, no aclaró nada, ni parece que tocara la naturaleza de ninguna
de éstas (es decir, la unidad formal de
Parménides y la unidad material de Meliso), sino que, con la vista puesta
en el universo entero, dijo que lo Uno es la divinidad.
7. Parménides
de Elea
Poema:
[…]
B2. Ea pues, que yo voy a contarte (y presta tú atención al
relato que me oigas) los únicos caminos de búsqueda de cabe concebir: el uno, el
que es y no es posible que no sea, es ruta de Persuasión, pues acompaña a la Verdad;
el otro, el de que no es y el de que es preciso que no sea, éste te aseguro que
es sendero totalmente inescrutable. Y es que no podrías conocer lo que no es
–no es alcanzable– ni tomarlo en consideración.
B3. Pues lo que cabe concebir y lo que cabe que sea son
una misma cosa.
8. Empédocles de Acagrante
B26. Por turnos [los elementos] prevalecen en
el curso del ciclo, se amenguan mutuamente y se acrecientan por turno
prefijado, pues sólo ellos son reales, mas en su mutuo recorrerse se tornan
hombres y especies de otros animales. Unas veces por Amistad concurriendo en un
solo orden del mundo, otras por el contrario separadas cada uno por su lado por
la inquina de Odio, hasta que, en uno combinados, acabe por surgir en lo
profundo de el todo. De esta forma, en la medida en que lo uno está habituado a
nacer de lo múltiple y en la medida en que, a su vez, al disociarse lo uno, lo
múltiple resulta, en ese sentido nacen y no es perdurable su existencia. Mas en
la medida en que estos cambios incesantes jamás llegan a su fin, en ese sentido
son por siempre inmutables en su ciclo.
9.
Anaxágoras de Clazómenas
B1. Juntas estaban todas las cosas, ilimitadas, tanto en
cantidad como en pequeñez, pues también lo pequeño era ilimitado. Y, dado qur
todas las cosas estaban juntas, ninguna era manifiesta, por causa de su
pequeñez. Y es que a todas las sujetaban el aire y el éter, por ser ambos
indefinidos. Éstas son, en efecto, las más grandes entre todas las cosas, tanto
en cantidad como en tamaño.
B10. Decía
que en la misma semilla hay pelos, uñas, venas, arterias, nervios y huesos;
resultan invisibles por la pequeñez de sus partes, pero, al crecer, se van
dividiendo poco a poco. En efecto, dice,
¿cómo se generaría pelo de lo que no es pelo y carne de lo que no es carne? Y hacía tal afirmación no sólo acerca de los
cuerpos, sino también de los colores. Pues hay negro en lo blanco y blanco en
lo negro. Lo mismo suponía con respecto a los pesos, al opinar que lo ligero
está mezclado a lo pesado y éste, a su vez, con aquél.
10. Demócrito
y Leucipo
ARISTÓTELES, Acerca de Demócrito en SIMPLICIO, Acerca del cielo 295.1 (68a37). Demócrito […] designa al espacio
con los siguientes nombres: “vacío”, “nada”, “infinito”, y cada una de las
sustancias “algo”, “compacto” y “ser”. Cree que son seres tan pequeños que
escapan a nuestros sentidos, pero se dan en ellos formas de todas las clases,
figuras de todas las clases y diferenciadas de tamaño. Así, pues, a partir de
éstos, como a partir de elementos, genera y agrega volúmenes visibles y
perceptibles. Colisionan y se desplazan en el vacío de acuerdo con su
desigualdad y las demás diferencias señaladas, y en su desplazamiento, bien
chocan, bien se entrelazan con una trabazón tal que tocan uno con otro y
producen una estrecha vecindad entre ellos, si bien no generan a partir de
ellos en realidad una sola naturaleza de ninguna especie –pues en su ingenuidad
de dos o más cosas puedan realmente dar lugar a una sola de alguna manera–.
Considera la causa de que los seres permanecen unidos unos con otros hasta un
cierto momento, los enlaces y enganches entre los cuerpos. Y es que unos son
torcidos, otros ganchudos, otros cóncavos, otros convexos y los demás presentan
innúmeras diferencias. Cree, por tanto, que se mantienen unidos unos a otros y
permanecen vinculados hasta que la presencia de una necesidad más poderosa
procedente de lo circundante los sacude y los disemina a cada uno por un lado.
Fragmentos y testimonios tomados de:
Los filósofos presocráticos: De Tales a
Demócrito
Alberto
Bernabé
Semana 2: 20 al 24 de abril
COMPROMISO:
1. Diseña un
mapa mental identificando la noción de ἀρχή [arjé] que
postula cada uno de los presocráticos anteriores.
2. Realiza una
línea del tiempo de los primeros pensadores (poetas y filósofos) hasta la
irrupción de Sócrates.
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