jueves, 15 de octubre de 2020

SEMANAS 3 Y 4: 13 AL 23 DE OCTUBRE

 SEMANAS 3 Y 4: 13 AL 23 DE OCTUBRE


 

Texto 6:

DEL SUICIDIO

 

[…]

 

     Supongamos que no está ya en mi poder promover interés del Estado. Supongamos que soy una carga para él. Supongamos que mi vida evita que otra persona sea más útil para el bien público. En tales casos, mi dimisión de la vida no sería sólo inocente, sino loable. Y la mayor parte de las personas que sienten alguna tentación de abandonar la existencia se encuentran en una situación semejante. Quienes gozan de salud, de poder o de autoridad suelen tener mejores razones para estar a buenas con el mundo.

    Un hombre interviene en una conspiración en pro del interés público, es detenido bajo sospecha y se le amenaza con someterle al potro. Sabe, por su debilidad, que le harán confesar su secreto. ¿Podría una persona así servir mejor al interés público que poniendo fin a su miserable vida? Éste fue el caso del famoso y valeroso Strozzi de Florencia.

     Imaginemos ahora a un malhechor justamente condenado a una muerte infame. ¿Puede pensarse en una razón por la cual no puede anticipar su castigo y librarse de la angustia que le provoca su aproximación a él? Se entromete en la función de la providencia en no mayor medida que lo hiciera el juez que ordenó su ejecución, y su muerte voluntaria es asimismo beneficiosa para la sociedad, al librarla de un miembro pernicioso.

     Que el suicidio pueda a menudo ser coherente con el interés y con las obligación para con nosotros mismos no puede cuestionarlo nadie que conceda que la edad, la enfermedad o la desgracia pueden hacer que la vida sea una carga y se convierta en algo peor que su aniquilamiento. Yo creo que nadie dejaría la vida mientras valiera la pena conservarla. Pues es tal el horror natural que nos inspira la muerte, que los pequeños motivos nunca podrán reconciliarnos con ella. Y, aunque tal vez la salud y la suerte de una persona no parecieran requerir tal remedio, podemos al menos tener la seguridad de que cualquiera que, sin razón aparente, recurre a él estará aquejado de tal depravación o melancolía de ánimo que envenena todo su disfrute y la sumerge en una miseria cual si hubieran caído sobre ella las más penosas desgracias.

    Si se da por supuesto que el suicidio es un crimen, solamente la cobardía nos puede impulsar a cometerlo. Si no es un crimen, son la prudencia y el valor los que nos llevan a dejar la existencia de una vez, cuando se convierte para nosotros en una carga. Es la única manera en la que, en tal caso, podemos ser útiles para la sociedad, estableciendo un ejemplo que, si fuera imitado, preservaría las oportunidades de felicidad en la vida de cada uno, y le libraría eficazmente de todo peligro de caer en la miseria.

David Hume

Del Suicidio [apartado]

 

Compromiso. 

Semana 1 y 2: del 14 al 24 de julio de 2020

Mapa mental concepto del suicido con base en el Texto de Hume que se encuentra en el módulo. Para profundizar y ampliar la información del mapa navega en internet sobre las principales causas de esta flagelo, sus repercusiones sociales, culturales y de salud pública. 


Texto 5:

* * *

No corremos hacia la muerte; huimos de la catástrofe del nacimiento. Nos debatimos como sobrevivientes que tratan de olvidarla. El miedo a la muerte no es sino la proyección hacia el futuro de otro miedo que se remonta a nuestro primer momento.

Nos repugna, es verdad, considerar al nacimiento una calamidad: ¿acaso no nos han inculcado que se trata del supremo bien y que lo peor se sitúa al final, y no al principio, de nuestra carrera? Sin embargo, el mal, el verdadero mal, está detrás, y no delante de nosotros. Lo que a Cristo se le escapó, Buda lo ha comprendido: «Si tres cosas no existieran en el mundo, oh discípulos, lo Perfecto no aparecería en el mundo...» Y antes que la vejez y que la muerte, sitúa el nacimiento, fuente de todas las desgracias y de todos los desastres.

* * *

Cuando pienso en tantos amigos que ya no existen, siento lástima por ellos. Sin embargo, no resultan tan dignos de compasión, pues han resuelto todos sus problemas, empezando por el de la muerte.

* * *

Durante años, durante una vida, pensar sólo en los últimos momentos para comprobar, cuando por fin se acerca uno a ellos, que ha sido inútil, que la idea de la muerte ayuda a todo, salvo a morir.

* * *

Siempre que no pienso en la muerte tengo la impresión de trampear, de engañar a alguien dentro de mí.

* * *

Se nos ha enseñado tanto a aferrarnos a las cosas, que cuando queremos liberarnos de ellas no sabemos cómo hacerlo. Y si la muerte no viniera a ayudarnos, nuestra terquedad por subsistir nos haría encontrar una fórmula de existencia más allá del desgaste, más allá de la misma senilidad.

* * *

De nada vale decir: la muerte es lo mejor que la Naturaleza encontró para contentar a todo el mundo. Con cada uno de nosotros todo se desvanece, todo cesa para siempre. ¡Qué ventaja, qué abuso! Sin el menor esfuerzo por nuestra parte disponemos del universo, lo arrastramos en nuestra desaparición. Decididamente morir es lo inmoral...

* * *

El hombre acepta la muerte pero no la hora de su muerte. Morir cuando sea, salvo cuando haya que morir.

* * *

Me decía usted que la muerte no existe. Estoy de acuerdo a condición de precisar en el acto que nada existe. Conceder realidad a cualquier cosa y negársela a lo que parece tan manifiestamente real, es pura extravagancia.

* * *

La vida no es nada; la muerte es todo. Sin embargo, no existe algo que sea la muerte independientemente de la vida. Y es justamente esa ausencia de realidad distinta, autónoma, lo que hace a la muerte universal; no tiene un dominio propio, es omnipresente como todo lo que carece de identidad, de límite y de decoro: una infinidad indecente.

* * *

En el fondo cada cual se cree y se siente inmortal, aunque sepa que va expirar dentro de un instante. Se puede comprender todo, admitir todo, imaginar todo, salvo la propia muerte, aunque se piense en ella sin descanso y se esté resignado.

* * *

Aquella mañana en el matadero miraba a las bestias que encaminaban a la matanza. Casi todas, en el último momento, se negaban a avanzar. Para decidirlas, les golpeaban las patas traseras.

* * *

Esta escena se me representa a menudo cuando, rechazado por el sueño, no tengo fuerzas para afrontar el suplicio cotidiano del tiempo.

* * *

Lo que cada cual espera desde siempre, tenga o no paciencia, es evidentemente la muerte. Pero sólo lo sabe cuando llega... cuando ya es demasiado tarde para gozar de ella.

* * *

La muerte no es absolutamente inútil. Después de todo gracias a ella nos será dado recobrar el espacio anterior al nacimiento, nuestro único espacio...

* * *

La muerte es la providencia para aquellos que han tenido el gusto y el don del fracaso, es la recompensa para todos los que no han logrado nada, que nada tenían que lograr... Les da la razón, es su triunfo. Por el contrario, para los otros, los que han luchado por tener éxito y lo han logrado, qué chasco, qué bofetón.

 

E. M. Cioran

Del inconveniente de haber nacido [aforismos seleccionados] 




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